Ford, que ha comercializado desde hace décadas un deportivo bautizado como Mustang, paga miles de dólares para evitar que estos caballos salvajes sean vendidos para ser sacrificados a fin de comercializar su carne.
<<¡Salven a los Mustang!>>. Esta frase se ha convertido en el nuevo grito de guerra en Estados Unidos. La campaña ha nacido al descubrirse que los únicos caballos salvajes de Norteamérica estaban siendo vendidos para ser sacrificados para aprovechar su carne.
El caso ha desencadenado un escándalo de tales proporciones que ha llegado a movilizar al propio Departamento del Interior y ya se habla de modificar la legislación para evitar que el caballo a cuya grupa se realizo la conquista del Oeste, acabe convertido en comida para perros
De hecho Ford Motor Company, fue una de las primeras instituciones en reaccionar. En primer lugar, la firma de Dearborn pago 20,000 dólares para comprar 52 caballos que ya estaban listos para acabar en manos del matarife.
Además, se ha comprometido a contribuir económicamente en el mantenimiento de otros 2,000 nobles brutos, que hasta ahora se enfrentaban con un futuro incierto, por haber rebasado la edad de 10 años, razón por la cual no le interesaba a nadie.
Recolección de fondos
La compañía fundada por Henry Ford también cooperará a partir de ahora con la Oficina para la Gestión del Territorio (BLM) y con la organización Take Pride in América (Enorgullécete de América), dentro de la campaña “Salven a los Mustang”.
Junto a estas iniciativas, Ford también contribuirá a la recolecta de fondos para asegurar el mantenimiento de los últimos ejemplares de este caballo salvaje y del burro salvaje. Se estima que la cantidad necesaria para ello es de unos 20.1 millones de dólares al año.
Estos dos animales son herederos directos de los caballos y burros llevados a América por los colonizadores españoles a partir del siglo XVI. Las inmensas llanuras estadounidenses y la ausencia de depredadores naturales contribuyeron a su rapidísima expansión. De hecho, una manada de Mustang puede doblar su tamaño cada cinco años.
A comienzos del siglo pasado los caballos salvajes llegaron a totalizar dos millones de cabezas y fue entonces cuando se convirtieron en un problema para los ganaderos, ya que los Mustang competían con sus reses por el pasto.
Comenzó así la caza del caballo salvaje, cuyo número se redujo paulatinamente hasta quedar en tan solo 320,000 animales a finales de la década de los 60. A la vista del rápido declive del número de cabezas, en 1971 el Congreso Estadounidense aprobó una ley que declaraba especies protegidas al Mustang y al burro.
La subasta de los Mustang
Más de 20,000 animales fueron cedidos a personas que demostraron su interés por hacerse cargo de los animales, mientras que otros fueron sacrificados y 37,000 quedaron a cargo del Estado, que los confinó en zonas de pasto federales.
En diciembre pasado, el Congreso aprobó que los caballos de más de 10 años serán subastados y si nadie se interesaba por ellos, serian sacrificados. Se pretendía eliminar así 9,000 ejemplares.
A comienzos de este año, Tood “Caballo Veloz”, jefe de una tribu sioux de dakota del Sur, pidió 105 caballos de entre tres y cinco años, para instruir a los niños de la tribu. El BLM cobró el equivalente a dólar y medio por caballo y exigió fuesen cuidados con cariño.
Poco después, Caballo Veloz recibió el número requerido de animales, pero todos pasaban de los 10 años y eran demasiado grandes para los niños. En vista de ello, decidió deshacerse de los Mustang, que fueron vendidos a cinco dólares cada uno.
Posteriormente los animales fueron adquiridos por un tratante y trasladados al matadero Cavel International, en DeKalb (Illinois), donde 47 fueron sacrificados para ser convertidos en comida para perros y en carne para consumo humano. El resto fue adquirido por Ford.
<<¡Salven a los Mustang!>>. Esta frase se ha convertido en el nuevo grito de guerra en Estados Unidos. La campaña ha nacido al descubrirse que los únicos caballos salvajes de Norteamérica estaban siendo vendidos para ser sacrificados para aprovechar su carne.
El caso ha desencadenado un escándalo de tales proporciones que ha llegado a movilizar al propio Departamento del Interior y ya se habla de modificar la legislación para evitar que el caballo a cuya grupa se realizo la conquista del Oeste, acabe convertido en comida para perros
De hecho Ford Motor Company, fue una de las primeras instituciones en reaccionar. En primer lugar, la firma de Dearborn pago 20,000 dólares para comprar 52 caballos que ya estaban listos para acabar en manos del matarife.
Además, se ha comprometido a contribuir económicamente en el mantenimiento de otros 2,000 nobles brutos, que hasta ahora se enfrentaban con un futuro incierto, por haber rebasado la edad de 10 años, razón por la cual no le interesaba a nadie.
Recolección de fondos
La compañía fundada por Henry Ford también cooperará a partir de ahora con la Oficina para la Gestión del Territorio (BLM) y con la organización Take Pride in América (Enorgullécete de América), dentro de la campaña “Salven a los Mustang”.
Junto a estas iniciativas, Ford también contribuirá a la recolecta de fondos para asegurar el mantenimiento de los últimos ejemplares de este caballo salvaje y del burro salvaje. Se estima que la cantidad necesaria para ello es de unos 20.1 millones de dólares al año.
Estos dos animales son herederos directos de los caballos y burros llevados a América por los colonizadores españoles a partir del siglo XVI. Las inmensas llanuras estadounidenses y la ausencia de depredadores naturales contribuyeron a su rapidísima expansión. De hecho, una manada de Mustang puede doblar su tamaño cada cinco años.
A comienzos del siglo pasado los caballos salvajes llegaron a totalizar dos millones de cabezas y fue entonces cuando se convirtieron en un problema para los ganaderos, ya que los Mustang competían con sus reses por el pasto.
Comenzó así la caza del caballo salvaje, cuyo número se redujo paulatinamente hasta quedar en tan solo 320,000 animales a finales de la década de los 60. A la vista del rápido declive del número de cabezas, en 1971 el Congreso Estadounidense aprobó una ley que declaraba especies protegidas al Mustang y al burro.
La subasta de los Mustang
Más de 20,000 animales fueron cedidos a personas que demostraron su interés por hacerse cargo de los animales, mientras que otros fueron sacrificados y 37,000 quedaron a cargo del Estado, que los confinó en zonas de pasto federales.
En diciembre pasado, el Congreso aprobó que los caballos de más de 10 años serán subastados y si nadie se interesaba por ellos, serian sacrificados. Se pretendía eliminar así 9,000 ejemplares.
A comienzos de este año, Tood “Caballo Veloz”, jefe de una tribu sioux de dakota del Sur, pidió 105 caballos de entre tres y cinco años, para instruir a los niños de la tribu. El BLM cobró el equivalente a dólar y medio por caballo y exigió fuesen cuidados con cariño.
Poco después, Caballo Veloz recibió el número requerido de animales, pero todos pasaban de los 10 años y eran demasiado grandes para los niños. En vista de ello, decidió deshacerse de los Mustang, que fueron vendidos a cinco dólares cada uno.
Posteriormente los animales fueron adquiridos por un tratante y trasladados al matadero Cavel International, en DeKalb (Illinois), donde 47 fueron sacrificados para ser convertidos en comida para perros y en carne para consumo humano. El resto fue adquirido por Ford.
- Fermus
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